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domingo, 9 de febrero de 2025

Preparación para la Consagración Total a la Santísima Virgen - Dia 17

Segunda Parte
Conocimiento de si mismo

Las oraciones, exámenes, reflexiones, actos de renuncia de nuestra propia voluntad, de arrepentimiento por nuestros pecados, de desprecio propio, realizado todo a los pies de María, ya que por Ella esperamos la luz para conocernos a nosotros mismos. Junto a Ella, podremos medir el abismo de nuestras miserias sin desesperar. Debemos emplear todas nuestras acciones piadosas en pedir un conocimiento propio y el arrepentimiento de nuestros pecados: y debemos hacer esto con espíritu de piedad.

Durante este período, consideraremos tanto la oposición que existe entre el espíritu de Jesús y el nuestro, como el miserable y humillante estado en que nos han reducido los pecados. Además, siendo la verdadera devoción una manera fácil, corta, segura y perfecta para llegar a esa unión con Nuestro Señor, que es la perfección a la imitación de Cristo, entraremos decididamente por este camino, firmemente convencidos de nuestra miseria e incapacidad. Pero, ¿cómo conseguir esto sin el conocimiento de sí mismo?

Meditación del Día 17

Leer: San Lucas, Capítulo 16, versículos 1-8.

«Decía también a sus discípulos: «Era un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: «¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando.» Se dijo a sí mismo el administrador:

«¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas.» «Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: «¿Cuánto debes a mi señor?» Respondió: «Cien medidas de aceite.» El le dijo: «Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta.» Después dijo a otro: «Tú, ¿cuánto debes?» Contestó: «Cien cargas de trigo.» Dícele: «Toma tu recibo y escribe ochenta.»

El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz.»

Del juicio y penas de los pecadores

Mira el fin en todas las cosas, y de qué suerte estarás delante de aquel juez justísimo, al cual no hay cosa encubierta, ni se amansa con dádivas, ni admite excusas, sino que juzgará justísimamente.

¡Oh ignorante, y miserable pecador! ¿Qué responderás a Dios, que sabe todas tus maldades, tú que temes a veces el rostro de un hombre airado?

¿Por qué no te previenes para el día del juicio cuando no habrá quien defienda ni ruegue por otro, sino que cada uno tendrá bastante que hacer por sí?

Lectura del Tratado de la Verdadera Devoción

Puntos 139 - 143

139. Segundo motivo que nos demuestra que es en si justo y ventajoso para el cristiano el consagrarse totalmente a la Sma. Virgen mediante esta práctica a fin de pertenecer más perfectamente a Jesucristo.

Este buen Maestro no se desdeñó de encerrarse en el seno de la Sma Virgen como prisionero y esclavo de amor ni de vivir sometido y obediente a Ella durante 30 años. Ante esto lo repito se anonada la razón humana, si reflexiona seriamente en la conducta de la Sabiduría encarnada, que no quiso aunque hubiera podido hacerlo entregarse directamente a los hombres, sino que prefirió comunicárseles por medio de la Sma. Virgen, ni quiso venir al mundo a la edad del varón perfecto, independiente de los demás, sino como niño pequeño y débil, necesitado de los cuidados y asistencia de una Madre.

Esta sabiduría infinita, inmensamente deseosa de glorificar a Dios, su Padre y salvar a los hombres, no encontró medio más perfecto y corto para realizar sus anhelos que someterse en todo a la Sma. Virgen, no solo durante los ocho o quince primeros años de su vida como los demás niños sino durante treinta años. Y durante este tiempo de sumisión y dependencia glorificó más al Padre que si hubiera empleado esos años en hacer milagros, predicar por toda la tierra y convertir a todos los hombres. Que si no, hubiera hecho esto! ¡Oh! ¡Cuán altamente glorifica a Dios, quien, a ejemplo de Jesucristo, se somete a María!

Teniendo, pues, ante los ojos ejemplo tan claro y universalmente conocido, ¿seríamos tan insensatos que esperemos hallar medio más eficaz y rápido para glorificar a Dios que no sea el someternos a María a imitación de su Hijo divino?

140. En prueba de la dependencia en que debemos vivir respecto a la Sma. Virgen, recuerda cuanto hemos dicho, el aducir el ejemplo que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no ofrecen de dicha dependencia. El Padre no dio ni da a su Hijo sino por medio de María, no se forma hijos adoptivos ni comunica sus gracias sino por Ella.

Dios Hijo se hizo hombre para todos solamente por medio de María, no se forma ni nace cada día en las almas sino por Ella en unión con el Espíritu Santo, ni comunica sus méritos y virtudes sino por Ella. El Espíritu Santo no formó a Jesucristo sino por María y solo por Ella forma a los miembros de su Cuerpo Místico y reparte sus dones y virtudes.

Después de tantos y tan apremiantes ejemplos de la Sma. Trinidad ¿podremos acaso a no ser que estemos completamente ciegos prescindir de María, no consagramos ni someternos a Ella para ir a Dios y sacrificarnos a El?

141. Veamos ahora algunos pasajes de los Padres, que he seleccionado para probar lo que acabo de afirmar: Dios hijos tiene María: un Hombre-Dios y un hombre – hombre. Del primero es madre corporal; del segundo, madre espiritual" La voluntad de Dios es que todo lo tengamos en María. Debemos reconocer que la esperanza, gracia y dones que tenemos dimanan de Ella.

Ella distribuye todos los dones y virtudes del Espíritu Santo a quien quiere, cuando quiere, como quiere y en la medida que Ella quiere. Dios lo entregó todo a María, para que lo recibieras por medio de Ella, pues tú eras indigno de recibirlo directamente de El.

142. Viendo Dios que somos indignos de recibir sus gracias inmediatamente de su mano dice San Bernardo las da a María, para que de Ella recibamos cuanto nos quiere dar. Añadamos que Dios cifra su gloria en recibir de manos de María el tributo de gratitud, respeto y amor que le debemos por sus beneficios.

Es, pues, muy justo imitar esta conducta de Dios, para que añade el mismo San Bernardo "la gracia vuelva a su autor por el mismo canal por donde vino a nosotros" 

Esto es lo que hacemos con nuestra devoción: con ella ofrecemos y consagramos a la Sma. Virgen cuanto somos y tenemos, a fin de que el Señor reciba por su mediación la gloria y reconocimiento que le debemos y nos reconocemos indignos e incapaces de acercarnos por nosotros mismos a su infinita Majestad. Por ello acudimos a la intercesión de la Sma. Virgen.

143. Esta práctica constituye además, un ejercicio de profunda humildad, virtud que Dios prefiere a todas las otras. Quien se ensalza rebaja a Dios, quien se humilla lo glorifica: "Dios resiste a los orgullosos y concede sus favores a los humildes" 

Si te humillas creyéndote indigno de presentarte y acercarte a El, Dios se abaja y desciende para venir a ti, complacerse en ti y elevarte aun a pesar tuyo. Pero, si te acercas a El atrevidamente, sin mediador, El se aleja de ti y no podrás alcanzarlo.

¡Oh! ¡Cuánto ama El la humildad de corazón! Y a esta humildad precisamente nos conduce la práctica de esta devoción. Que nos enseña a no acercarnos jamás al Señor por nosotros mismos por amable y misericordioso que El sea sino a servirnos siempre de la intervención de la Sma. Virgen, para presentarnos ante Dios, hablarle y acercarnos a El, ofrecerle algo o unirnos y consagrarnos a El.

c. Esta devoción nos alcanza la protección maternal de María.

María se da a su esclavo.

Después de la meditación de cada día, se han de rezar las siguientes oraciones.

Oraciones Diarias Correspondientes

ORACIONES QUE SE REZARÁN DESDE EL
DÍA 13º. AL 19º. INCLUSIVE

LETANÍA DEL ESPÍRITU SANTO
(Sólo para devoción privada)

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.

Dios Padre Celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo, 
Dios, Espíritu Santo, 
Trinidad Santa, un solo Dios, 

A cada invocación responder: ilumínanos y santifícanos.

Espíritu que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación planeando sobre las aguas las fecundaste
Espíritu por inspiración del cual Han hablado los profetas. 
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas. 
Espíritu que das testimonio de Cristo. 
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas.
Espíritu que sobreviene a María. 
Espíritu del Señor que llena todo el orbe. 
Espíritu de Dios que habita en nosotros. 
Espíritu de sabiduría y de entendimiento. 
Espíritu de consejo y de fortaleza. 
Espíritu de ciencia y de piedad. 
Espíritu de temor del Señor.
Espíritu de gracia y de misericordia. 
Espíritu de fuerza, de dilección y de sobriedad 
Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz. 
Espíritu de humildad y de castidad. 
Espíritu de benignidad y de mansedumbre. 
Espíritu de multiforme gracia.
Espíritu que escrutas los secretos de Dios. 
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables.  
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma.  
Espíritu en el cual renacemos. 
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones. 
Espíritu de adopción de los hijos de Dios.
Espíritu que en lenguas de fuego sobre los apóstoles apareciste. 
Espíritu con el cual fueron los apóstoles henchidos. 
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres. 

Sednos propicio, perdónanos, Señor.
Sednos propicio, escúchanos, Señor.

A cada invocación responder: líbranos, Señor

De todo mal, 
De todo pecado. 
De tentaciones e insidias del demonio. 
De la presunción y desesperación. 
De la resistencia a la verdad conocida 
De la obstinación y de la impenitencia. 
De la impureza de la mente y del cuerpo
Del espíritu de fornicación.
De todo espíritu del mal. 
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo.
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán.

A cada invocación responder: Te rogamos óyenos.

Por tu advenimiento sobre los discípulos.
En el día del juicio, nosotros pecadores.
Para que así como vivimos del Espíritu, obremos también por Él.
Para que recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos.
Para que viviendo según el Espíritu, no cumplamos los deseos de la carne.
A fin de que por el Espíritu mortifiquemos las obras de la carne. 
Para que no te contristemos a Ti, Espíritu Santo de Dios.
Para que seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. 
Para que no creamos a todo espíritu. 
Para que probemos a los espíritus si son de Dios. 
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud. 
Para que nos confirmes por tu Espíritu soberano. 

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.

Oración:
Asístanos, te pedimos Señor, la virtud del Espíritu Santo, que purifique clemente nuestros corazones, y nos preserve de todo mal. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

LETANIA DE NUESTRA SEÑORA

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.

Dios Padre celestial. Ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo. 
Dios Espíritu Santo. 
Trinidad Santa un solo Dios. 

A cada invocación responder: Ruega por nosotros

Santa María. 
Santa Madre de Dios. 
Santa Virgen de las vírgenes. 
Madre de Cristo. 
Madre de la Iglesia. 
Madre de la divina gracia. 
Madre purísima. 
Madre castísima. 
Madre inviolada. 
Madre virgen. 
Madre inmaculada.
Madre amable. 
Madre admirable. 
Madre del buen consejo. 
Madre del Creador. 
Madre del Salvador.
Virgen prudentísima. 
Virgen digna de veneración. 
Virgen digna de alabanza. 
Virgen poderosa. 
Virgen clemente.
Virgen fiel. 
Esclava del Señor. 
Espejo de justicia. 
Trono de sabiduría.
Causa de nuestra alegría. 
Vaso espiritual. 
Vaso honorable. 
Vaso insigne de devoción. 
Rosa mística. 
Torre de David. 
Torre de marfil. 
Casa de oro. 
Arca de la alianza. 
Puerta del cielo. 
Estrella de la mañana. 
Salud de los enfermos. 
Refugio de los pecadores. 
Consoladora de los afligidos. 
Auxilio de los cristianos. 
Reina de los ángeles. 
Reina de los patriarcas. 
Reina de los profetas.
Reina de los apóstoles. 
Reina de los mártires. 
Reina de los confesores. 
Reina de las vírgenes. 
Reina de todos los santos. 
Reina concebida sin mancha original. 
Reina asunta a los cielos. 
Reina del Santísimo Rosario. 
Reina de la familia. 
Reina de la paz.
Reina de los esclavos de amor 

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que nos hagamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Oración:
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión gloriosa de Santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo, y concédenos las alegrías del cielo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Ave Maris Stella

Salve, estrella del mar,
Madre santa de Dios
y siempre Virgen,
feliz puerta del cielo.

Aceptando aquel «Ave»
de la boca de Gabriel,
afiánzanos en la paz
al trocar el nombre de Eva.

Desata las ataduras de los reos,
da luz a quienes no ven,
ahuyenta nuestros males,
pide para nosotros todos los bienes.

Muestra que eres nuestra Madre,
que por ti acoja nuestras súplicas
Quien nació por nosotros,
tomando el ser de ti.

Virgen singular,
dulce como ninguna,
líbranos de la culpa,
haznos dóciles y castos.

Facilítanos una vida pura,
prepáranos un camino seguro,
para que viendo a Jesús,
nos podamos alegrar para siempre contigo.

Alabemos a Dios Padre,
glorifiquemos a Cristo soberano
y al Espíritu Santo,
y demos a las Tres personas un mismo honor. Amén.

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