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sábado, 12 de abril de 2025

Preparación para la Consagración Total a la Santísima Virgen - Dia 28

Cuarta Parte
El Conocimiento de Jesucristo 

Actos de amor a Dios, acción de gracias por las bendiciones de Jesús, contrición y resolución
Durante este período nos emplearemos en estudiar a Jesucristo. ¿Qué se tiene que estudiar de Jesucristo?

Primero: El Hombre- Dios, su gracia y gloria, después sus derechos en el dominio soberano sobre nosotros; ya que, habiendo renunciado a Satanás y al mundo, tomamos a Jesucristo como Nuestro Señor.

Segundo: Su vida interior; las virtudes y los actos de su Sagrado Corazón; su asociación con maría y los misterios de la Anunciación y Encarnación. Durante su infancia y vida oculta en la fiesta de las bodas de Caná y en el Calvario…

Ven, ¡Oh, Jesús!, que vives en María; ven a vivir y reinar en nosotros, que tu vida se exprese en nuestra vida para vivir tan sólo para Ti. Forja en nuestra alma, ¡Oh, Cristo!, tus virtudes, tu Espíritu divino y santidad, tus máximas perfectas y tus normas y el ardor de tu eterna caridad. Danos parte, Señor, en tus misterios para que te podamos imitar; tú que eres Luz de Luz, danos tus luces, y en pos de Ti podremos caminar. Reina, Cristo, en nosotros por tu Madre, sobre el demonio y la naturaleza, en virtud de tu nombre soberano, para la gloria del Padre celestial. Amén.

Oración de San Luis María Grignon de Monfort a Jesucristo

Dejadme, Amabilísimo Jesús mío, que dirija a Vos, para atestiguaros mi reconocimiento por la merced que me habéis hecho con la devoción de la esclavitud, dándome a vuestra Santísima Madre para que sea Ella mi abogada delante de vuestra Majestad, y en mi grandísima miseria mi universal suplemento.

¡Ay, Señor! Tan miserable soy, que sin esta buena Madre, infaliblemente me hubiera perdido. Sí, que a mí me hace falta María, delante de Vos y en todas partes; me hace falta ara calmar vuestra justa cólera, pues tanto os he ofendido y todos los días os ofendo; me hace falta para detener los eternos y merecidos castigos con que vuestra justicia me amenaza, para pediros, para acercarme a Vos y para daros gusto; me hace falta para salvar mi alma y la de otros; me hace falta, en una palabra, para hacer siempre vuestra voluntad, buscar en todo vuestra mayor gloria.

¡Ah, si pudiera yo publicar por todo el universo esta misericordia que habéis tenido conmigo! ¡Si pudiera hacer que conociera todo el mundo que si no fuera por María estaría yo condenado! ¡Si yo pudiera dignamente daros las gracias por tan grande beneficio! María está en mí. Haec facta est mihi. ¡Oh, qué tesoro! ¡Oh, qué consuelo! Y, de ahora en adelante, ¿no seré todo para Ella? ¡Oh, qué ingratitud! Antes la muerte. Salvador mío queridísimo, que permitáis tal desgracia, que mejor quiero morir que vivir sin ser todo de María. Mil y mil veces, como San Juan Evangelista al pie de la cruz, la he tomado en vez de todas mis cosas.

¡Cuántas veces me he entregado a Ella! Pero si todavía no he hecho esta entrega a vuestro gusto, la hago ahora, mi Jesús querido, como vos queréis la haga. Y si en mi alma o en mi cuerpo veis alguna cosa que no pertenezca a esta Princesa augusta, arrancadla, os ruego arrojadla lejos de mí; que no siendo de María, indigna es de Vos.

¡Oh, Espíritu Santo! Concededme todas las gracias, plantad, regad y cultivad en mi alma el árbol de la vida verdadero, que es la amabilísima María, para que crezca y florezca y dé con abundancia el fruto de vida. ¡Oh, Espíritu Santo! Dadme mucha devoción y mucha afición a María; que me apoye mucho en su seno maternal, y recurra de continuo a su misericordia, para que en ella forméis dentro de mí a Jesucristo, al natural, crecido y vigoroso hasta la plenitud de su edad perfecta. Amén.
 
Meditación del Día 28
 
Leer: San Mateo, capítulo 26, versículos 1-2; 26-29; 36-46

Y sucedió que, cuando acabó Jesús todos estos discursos, dijo a sus discípulos: «Ya sabéis que dentro de dos días es la Pascua; y el Hijo del hombre va a ser entregado para ser crucificado.»

Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomad, comed, éste es mi cuerpo.» Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: «Bebed de ella todos,porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados.Y os digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padre.»

Entonces va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y dice a los discípulos: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar.» Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia. Entonces les dice: «Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo.» Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y suplicaba así: «Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieras tú.»

Viene entonces donde los discípulos y los encuentra dormidos; y dice a Pedro: «¿Conque no habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil.»Y alejándose de nuevo, por segunda vez oró así: «Padre mío, si esta copa no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad.» Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados. Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas palabras.

Viene entonces donde los discípulos y les dice: «Ahora ya podéis dormir y descansar. Mirad, ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores. ¡Levantaos!, ¡vámonos! Mirad que el que me va a entregar está cerca.»
 
Lectura del Tratado de la Verdadera Devoción
 
Puntos 218 - 221

TRANSFORMACIÓN EN MARÍA A IMAGEN DE JESUCRISTO 

218. 6º. Si cultivamos bien a María, que es el árbol de la vida en nuestra alma, siguiendo con fidelidad la práctica de esta devoción, Ella dará su fruto en su tiempo, y este fruto suyo es Jesucristo. Veo a tantos devotos y devotas que buscan a Jesucristo, los unos por un camino y una práctica, los otros por otra, y frecuentemente, después de haber trabajado mucho durante la noche, pueden decir: «A pesar de haber trabajado toda la noche no hemos cogido» (Lc 5, 5). Y se les puede decir: Habéis trabajado mucho y habéis aprovechado poco; Jesucristo es todavía muy débil en vosotros. Pero por el camino inmaculado de María y por medio de esta práctica divina que enseño, se trabaja durante el día, se trabaja en un lugar santo, se trabaja poco. En María no hay noche, porque en Ella no hay pecado, ni aun la menor sombra de él. María es lugar santo y el Santo de los Santos, en donde los santos han sido formados y moldeados. 

219. Observad bien, os lo suplico, que digo que los santos han sido moldeados en María. Hay una gran diferencia entre construir una figura en relieve a golpe de martillo y de cincel, y hacerla por medio de molde; los escultores y estatuarios trabajan mucho en construir figuras del primer modo, y emplean mucho tiempo, pero de la segunda manera trabajan poco y hacen mucho en corto tiempo. San Agustín llama a la Virgen forma Dei, el molde de Dios: Por esto te llamo molde de Dios, dignamente lo fuiste; el molde propio para formar y modelar santos. El que es echado en este molde divino, bien pronto es formado y modelado en Jesucristo, y Jesucristo en él; a poca costa y en poco tiempo llegará a ser semejante a Dios, toda vez que ha sido echado en el mismo molde en que se formó un Dios hecho hombre. 

220. Peréceme que bien puedo comparar a estos directores y personas devotas que quieren formar en sí o en otros a Jesucristo, por otras prácticas diferentes de éstas, a los escultores que, poniendo su confianza en su habilidad, en su industria y en su arte, dan infinidad de golpes de martillo y de cincel sobre una piedra dura o un pedazo de madera tosca, para hacer con ella la imagen de Jesucristo, y sucede que no logran sacarle al natural, ya por falta de bastante conocimiento de la persona de Jesucristo, ya por haber dado mal algún golpe que estropea la obra. Pero a los que abrazan el secreto que les presento, los comparo fundadamente a los fundidores y modeladores que, habiendo encontrado el hermoso molde de María en que Jesús fue natural y divinamente formado, sin fiarse de su propia industria, sino únicamente de la bondad del modelo, se arrojan y se absorben en María para llegar a ser el retrato al natural de Jesucristo. 

221. ¡Oh hermosa y verdadera comparación! ¿Quién la comprenderá? Deseo que la comprendan mis queridos lectores; pero tengan presente que no se arroja en el molde más que lo que está fundido y líquido; es decir, que es menester fundir y destruir en nosotros al viejo Adán, para llegar a ser el nuevo en María.

Después de la meditación de cada día, se han de rezar las siguientes oraciones.
 
Oraciones Diarias Correspondientes
ORACIONES QUE SE REZARÁN DESDE EL
DÍA 27º. AL 31º. INCLUSIVE

LETANÍA DEL ESPÍRITU SANTO
(Sólo para devoción privada)

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.

Dios Padre Celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo, 
Dios, Espíritu Santo, 
Trinidad Santa, un solo Dios, 

A cada invocación responder: ilumínanos y santifícanos.

Espíritu que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación planeando sobre las aguas las fecundaste
Espíritu por inspiración del cual Han hablado los profetas. 
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas. 
Espíritu que das testimonio de Cristo. 
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas.
Espíritu que sobreviene a María. 
Espíritu del Señor que llena todo el orbe. 
Espíritu de Dios que habita en nosotros. 
Espíritu de sabiduría y de entendimiento. 
Espíritu de consejo y de fortaleza. 
Espíritu de ciencia y de piedad. 
Espíritu de temor del Señor.
Espíritu de gracia y de misericordia. 
Espíritu de fuerza, de dilección y de sobriedad 
Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz. 
Espíritu de humildad y de castidad. 
Espíritu de benignidad y de mansedumbre. 
Espíritu de multiforme gracia.
Espíritu que escrutas los secretos de Dios. 
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables.  
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma.  
Espíritu en el cual renacemos. 
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones. 
Espíritu de adopción de los hijos de Dios.
Espíritu que en lenguas de fuego sobre los apóstoles apareciste. 
Espíritu con el cual fueron los apóstoles henchidos. 
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres. 

Sednos propicio, perdónanos, Señor.
Sednos propicio, escúchanos, Señor.

A cada invocación responder: líbranos, Señor

De todo mal, 
De todo pecado. 
De tentaciones e insidias del demonio. 
De la presunción y desesperación. 
De la resistencia a la verdad conocida 
De la obstinación y de la impenitencia. 
De la impureza de la mente y del cuerpo
Del espíritu de fornicación.
De todo espíritu del mal. 
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo.
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán.

A cada invocación responder: Te rogamos óyenos.

Por tu advenimiento sobre los discípulos.
En el día del juicio, nosotros pecadores.
Para que así como vivimos del Espíritu, obremos también por Él.
Para que recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos.
Para que viviendo según el Espíritu, no cumplamos los deseos de la carne.
A fin de que por el Espíritu mortifiquemos las obras de la carne. 
Para que no te contristemos a Ti, Espíritu Santo de Dios.
Para que seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. 
Para que no creamos a todo espíritu. 
Para que probemos a los espíritus si son de Dios. 
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud. 
Para que nos confirmes por tu Espíritu soberano. 

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.

Oración:
Asístanos, te pedimos Señor, la virtud del Espíritu Santo, que purifique clemente nuestros corazones, y nos preserve de todo mal. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Ave Maris Stella

Salve, estrella del mar,
Madre santa de Dios
y siempre Virgen,
feliz puerta del cielo.

Aceptando aquel «Ave»
de la boca de Gabriel,
afiánzanos en la paz
al trocar el nombre de Eva.

Desata las ataduras de los reos,
da luz a quienes no ven,
ahuyenta nuestros males,
pide para nosotros todos los bienes.

Muestra que eres nuestra Madre,
que por ti acoja nuestras súplicas
Quien nació por nosotros,
tomando el ser de ti.

Virgen singular,
dulce como ninguna,
líbranos de la culpa,
haznos dóciles y castos.

Facilítanos una vida pura,
prepáranos un camino seguro,
para que viendo a Jesús,
nos podamos alegrar para siempre contigo.

Alabemos a Dios Padre,
glorifiquemos a Cristo soberano
y al Espíritu Santo,
y demos a las Tres personas un mismo honor. Amén.

LETANÍA DEL SANTO NOMBRE DE JESÚS 

Señor, ten piedad de nosotros. (bis) 
Cristo, ten piedad de nosotros. (bis) 
Señor, ten piedad de nosotros. (bis) 
Jesús, óyenos. 
Jesús, óyenos. 
Jesús, escúchanos. 
Jesús, escúchanos. 

Dios, Padre celestial,             ten piedad de nosotros. 
Dios, Hijo, Redentor del mundo, íd. 
Dios, Espíritu Santo, íd. 
Dios santo, trino y uno, íd. 

Jesús hijo de Dios vivo, íd. 
Jesús, resplandor del Padre, íd. 
Jesús, candor de la luz eterna, íd. 
Jesús, rey de la gloria, íd. 
Jesús, sol de justicia, íd. 
Jesús, Hijo de la Virgen María, íd. 
Jesús, amable, íd. 
Jesús, admirable, íd. 
Jesús, Dios fuerte, íd. 
Jesús, Padre del siglo futuro, íd. 
Jesús, ángel del gran consejo, íd. 
Jesús, poderosísimo, íd. 
Jesús, obedientísimo, íd. 
Jesús, manso y humilde de corazón, íd. 
Jesús, amador de la castidad, íd. 
Jesús, amador nuestro, íd. 
Jesús, Dios de paz, íd. 
Jesús, autor de la vida, íd. 
Jesús, modelo de virtudes, íd. 
Jesús, celador de las almas, íd. 
Jesús, Dios nuestro, íd. 
Jesús, refugio nuestro, íd. 
Jesús, padre de los pobres, íd. 
Jesús, tesoro de los fieles, íd. 
Jesús, buen pastor, íd. 
Jesús, luz verdadera, íd. 
Jesús, sabiduría eterna, íd. 
Jesús, bondad infinita, íd. 
Jesús, camino y vida nuestra, íd. 
Jesús, gozo de los ángeles, íd. 
Jesús, rey de los patriarcas, íd. 
Jesús, maestro de los apóstoles, íd. 
Jesús, doctor de los evangelistas, íd. 
Jesús, fortaleza de los mártires, íd. 
Jesús, luz de los confesores, íd. 
Jesús, pureza de las vírgenes, íd. 
Jesús, corona de todos los santos, íd. 

Sednos propicio, perdónanos, Jesús. 
Sednos propicio, escúchanos, Jesús.

De todo mal, líbranos, Jesús. 
De todo pecado, íd. 
De tu ira, íd. 
De los lazos del demonio, íd. 
Del espíritu de fornicación, íd. 
De la muerte eterna, íd. 
Del desprecio de tus inspiraciones, íd. 
Por el misterio de tu santa encarnación, íd. 
Por tu nacimiento, íd. 
Por tu infancia, íd. 
Por tu vida divina, íd. 
Por tus trabajos, íd. 
Por tu pasión y gloria, íd. 
Por tu cruz y desamparo, íd. 
Por tus angustias, íd. 
Por tu muerte y sepultura, íd. 
Por tu resurrección, íd. 
Por tu ascensión, íd. 
Por tus gozos, íd. 
Por tu gloria, íd. 

Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo, Jesús, perdónanos. 
Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo, Jesús, escúchanos. 
Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo, Jesús, ten piedad de nosotros. 

Jesús, óyenos. 
Jesús, óyenos. 
Jesús, escúchanos. 
Jesús, escúchanos. 

V. Bendito sea el nombre del Señor. 
R. Ahora y siempre, por los siglos de los siglos. 

ORACIÓN 

Señor Jesucristo, que dijiste: Pedid y recibiréis, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; te suplicamos derrames sobre nosotros la ternura de tu divino amor, a fin de que amándote de todo corazón, con palabra y con obras, nunca cesemos de alabarte. Haz, Señor, que temamos y amemos también perpetuamente tu santo nombre, porque jamás abandona tu providencia a los que proteges con la fortaleza de tu amor. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
 
LETANIA DE NUESTRA SEÑORA

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.

Dios Padre celestial. Ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo. 
Dios Espíritu Santo. 
Trinidad Santa un solo Dios. 

A cada invocación responder: Ruega por nosotros

Santa María. 
Santa Madre de Dios. 
Santa Virgen de las vírgenes. 
Madre de Cristo. 
Madre de la Iglesia. 
Madre de la divina gracia. 
Madre purísima. 
Madre castísima. 
Madre inviolada. 
Madre virgen. 
Madre inmaculada.
Madre amable. 
Madre admirable. 
Madre del buen consejo. 
Madre del Creador. 
Madre del Salvador.
Virgen prudentísima. 
Virgen digna de veneración. 
Virgen digna de alabanza. 
Virgen poderosa. 
Virgen clemente.
Virgen fiel. 
Esclava del Señor. 
Espejo de justicia. 
Trono de sabiduría.
Causa de nuestra alegría. 
Vaso espiritual. 
Vaso honorable. 
Vaso insigne de devoción. 
Rosa mística. 
Torre de David. 
Torre de marfil. 
Casa de oro. 
Arca de la alianza. 
Puerta del cielo. 
Estrella de la mañana. 
Salud de los enfermos. 
Refugio de los pecadores. 
Consoladora de los afligidos. 
Auxilio de los cristianos. 
Reina de los ángeles. 
Reina de los patriarcas. 
Reina de los profetas.
Reina de los apóstoles. 
Reina de los mártires. 
Reina de los confesores. 
Reina de las vírgenes. 
Reina de todos los santos. 
Reina concebida sin mancha original. 
Reina asunta a los cielos. 
Reina del Santísimo Rosario. 
Reina de la familia. 
Reina de la paz.
Reina de los esclavos de amor 

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que nos hagamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Oración:
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión gloriosa de Santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo, y concédenos las alegrías del cielo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

ORACIÓN DE MONTFORT A JESUCRISTO 

Dejadme, amabilísimo Jesús mío, que me dirija a Vos, para atestiguaras mi reconocimiento por la merced que me habéis hecho con la devoción de la Esclavitud, dándome a vuestra Santísima Madre para que sea Ella mi abogada delante de vuestra Majestad, y en mi grandísima miseria mi universal suplemento. 

¡Ay, Señor! tan miserable soy, que sin esta buena Madre, infaliblemente me hubiera perdido. Sí, que a mí me hace falta María, delante de Vos y en todas partes; me hace falta para calmar vuestra justa cólera, pues tanto os he ofendido y todos los días os ofendo; me hace falta para detener los eternos y merecidos castigos con que vuestra justicia me amenaza, para pediros, para acercarme a Vos y para daros gusto; me hace falta para salvar mi alma y la de otros; me hace falta, en una palabra, para hacer siempre vuestra voluntad, buscar en todo vuestra mayor gloria. ¡Ah, si pudiera yo publicar por todo el universo esta misericordia que habéis tenido conmigo! ¡Si pudiera hacer que conociera todo el mundo que si no fuera por María estaría yo condenado! ¡Si yo pudiera dignamente daros las gracias por tan grande beneficio! María está en mí. Haec facta est mihi. 

¡Oh, qué tesoro! ¡Oh, qué consuelo! Y, de ahora en adelante, ¿no seré todo para Ella? ¡Oh, qué ingratitud! Antes la muerte. Salvador mío queridísimo, que permitáis tal desgracia, que mejor quiero morir que vivir sin ser todo de María. Mil y mil veces, como San Juan Evangelista al pie de la cruz, la he tomado en vez de todas mis cosas. ¡Cuántas veces me he entregado a Ella! Pero si todavía no he hecho esta entrega a vuestro gusto, la hago ahora, mi Jesús querido, como vos queréis la haga. Y si en mi alma o en mi cuerpo veis alguna cosa que no pertenezca a esta Princesa augusta, arrancadla, os ruego arrojadla lejos de mí; que no siendo de María, indigna es de Vos. 

¡Oh, Espíritu Santo! Concededme todas las gracias, plantad, regad y cultivad en mi alma el árbol de la vida verdadero, que es la amabilísima María, para que crezca y florezca y dé con abundancia el fruto de vida. ¡Oh, Espíritu Santo! Dadme mucha devoción y mucha afición a María; que me apoye mucho en su seno maternal, y recurra de continuo a su misericordia, para que en ella forméis dentro de mí a Jesucristo, al natural, crecido y vigoroso hasta la plenitud de su edad perfecta. Amén. 

Oh, Jesús, que vives en María 

Ven, ¡Oh Jesús!, que vives en María; ven a vivir y reinar en nosotros, que tu vida se exprese en nuestra vida para vivir tan sólo para Ti. Forja en nuestra alma, ¡oh, Cristo!, tus virtudes, tu Espíritu divino y santidad, tus máximas perfectas y tus normas y el ardor de tu eterna caridad. Danos parte, Señor, en tus misterios para que te podamos imitar; tú que eres Luz de Luz, dan os tus luces, y en pos de ti podremos caminar. Reina, Cristo, en nosotros por tu Madre, sobre el demonio y la naturaleza, en virtud de tu nombre soberano, para la gloria del Padre celestial. Amén.

RÉCESE EL SANTO ROSARIO DE LA SANTISIMA VIRGEN

 

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