viernes, 5 de abril de 2024

Via Lucis

“Vía Lucis”, "camino de la luz", es una devoción que nos ayuda a recorrer, siguiendo los relatos evangélicos, la andadura de Cristo Resucitado hasta Pentecostés

La devoción del “Vía Lucis” se recomienda en el Tiempo Pascual y todos los domingos del año que están muy estrechamente vinculados a Cristo resucitado.

Comienzo de la Oración:

V/En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
R/Amén.

ORACIÓN PREPARATORIA

Señor Jesús, has triunfado sobre la muerte con tu Resurrección y vives para siempre comunicándonos la vida, la alegría, la esperanza firme. Tú que fortaleciste la fe de los apóstoles, fortalece también fe, para que nos entreguemos de lleno a Ti. Queremos compartir contigo y con tu Madre la alegría de tu Resurrección gloriosa. Tú que nos has abierto el camino hacia el Padre, haz que, iluminados por el Espíritu Santo, gocemos un día de la gloria eterna.


PRIMERA ESTACIÓN
¡Cristo ha resucitado!

"Terminado el descanso del sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús

Entraron en el sepulcro, vieron a un joven vestido de blanco, sentado a la derecha y se espantaron. Él les dijo: -No os espantéis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado. Ha resucitado, no está aquí. Mirad el sitio donde lo pusieron..." (Mc 16,1-7).

Oración: Señor Jesús queremos vivir contigo la verdadera alegría, la alegría que brota de un corazón enamorado y entregado, la alegría de la resurrección. Pero enséñanos a no huir de la cruz, porque antes del triunfo suele estar la tribulación.

V/ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. 
R/ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya. 

V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.


SEGUNDA ESTACIÓN
El encuentro con María Magdalena

“Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y llorosos. Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron” (Mc 16,9-11)

Oración: Padre, nosotros te queremos pedir que, como María Magdalena, seamos testigos y mensajeros de la Resurrección de Jesucristo, viviendo contigo el gozo de no separarnos nunca del Señor.

V/ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. 
R/ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya. 

V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

TERCERA ESTACIÓN
Jesús se aparece a las mujeres

“Ellas partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: “¡Dios os guarde!” Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies y le adoraron. Entonces les dice Jesús: “No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán” (Mt 28,8-10)

Oración: Señor Jesús, danos la valentía de aquellas mujeres, su fortaleza interior para hacer frente a cualquier obstáculo. Que, a pesar de las dificultades, sepamos confiar y no nos dejemos vencer por la tristeza o el desaliento. Que nuestra razón de ser sea “llenar de amor cada instante de nuestra vida”.

V/ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. 
R/ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya. 

V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

CUARTA ESTACIÓN
Los soldados custodian el cuerpo de Cristo.

“Mientras ellas iban, algunos de los guardias fueron a la ciudad a contar a los sumos sacerdotes todo lo que había pasado. Éstos, reunidos con los ancianos, celebramos conejos y dieron una suma de dinero a los soldados, advirtiéndoles: “Decid: “Sus discípulos vinieron de noche y le robaron mientras nosotros dormíamos. Y si la cosa llega a oídos del procurador, nosotros le convenceremos y os evitaremos complicaciones” (Mt 28,11-14)

Oración: Señor Jesús, danos la limpieza de corazón y la claridad de mente para reconocer la verdad. Que nunca justifiquemos nuestras flaquezas, nuestra falta de entrega y que nunca vivamos en la mentira. Que te reconozcamos, Señor, como la Verdad de nuestra vida.

V/ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. 
R/ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya. 

V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

QUINTA ESTACIÓN
Pedro y Juan contemplan el sepulcro vacío

“Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corría por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces, entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó “ (Jn 20,3-8)

Oración: Señor Jesús, también nosotros como Pedro y Juan, necesitamos encaminarnos hacia Ti, sin dejarlo para después. Por eso te pedimos ese impulso interior para responder con prontitud a lo que puedas querer de nosotros. Que sepamos escuchar a los que nos hablan en tu nombre para que corramos con esperanza a buscarte.

V/ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. 
R/ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya. 

V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

SEXTA ESTACIÓN
Jesús en el Cenáculo muestra sus llagas a los Apóstoles.

“Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz con vosotros”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor” (Jn 20,19-20)

Señor Jesús, danos la fe y la confianza para descubrirte en todo momento. Que seas para nosotros el Buen Pastor que dirige nuestro camino en esta vida y, después, transformes nuestro cuerpo frágil en cuerpo glorioso como el tuyo.

V/ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. 
R/ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya. 

V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

SÉPTIMA ESTACIÓN
En el camino de Emaús

“Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: “Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado”. Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado…” (Lc 24,28-31)

Señor Jesús, concédenos la gracia de descubrirte en el camino de la vida, en la lectura de tu Palabra y en la celebración de la Eucaristía, donde te ofreces a nosotros como alimento cotidiano. Que siempre nos lleve a Ti, Señor, un deseo ardiente de encontrarte también en los hermanos.

V/ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. 
R/ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya. 

V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

OCTAVA ESTACIÓN
Jesús da a los Apóstoles el poder de perdonar pecados

“Jesús les dijo otra vez: “La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío”. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedarán perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos” (Jn 20,21-23)

Señor Jesús, que sepamos descubrir en los sacerdotes otros Cristos, porque has hecho de ellos los dispensadores de los misterios de Dios. Y, cuando nos alejemos de Ti por el pecado, ayúdanos a sentir la alegría profunda de tu misericordia en el sacramento de la Penitencia.

V/ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. 
R/ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya. 

V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

NOVENA ESTACIÓN
Jesús fortalece la fe de Tomás

“Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: “La paz con vosotros”. Luego dice a Tomás: “Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente”. Tomás le contestó: “Señor mío y Dios mío”. Dícele Jesús: “Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído” (Jn 20, 26-29)

Señor Jesús, auméntanos la fe, la esperanza y la caridad. Danos una fe fuerte y firme, llena de confianza. Te pedimos la humildad de creer sin ver, de esperar contra toda esperanza y de amar sin medida, con un corazón grande.

V/ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. 
R/ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya. 

V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

DÉCIMA ESTACIÓN
Jesús Resucitado en el lago de Galilea

“Simón Pedro les dice: "Me voy a pescar". Ellos contestan: "Vamos también nosotros contigo". Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: "Muchachos, ¿tenéis pescado?". Ellos contestaron: "No". Él les dice: "Echad la rea a la derecha de la barca y encontraréis". La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: "Es el Señor" (Jn 21,3-7a)

Señor Jesús, haz que nos sintamos orgullosos de estar subidos en la barca de Pedro, en la Iglesia. Que aprendamos a amarla y respetarla como madre.

V/ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. 
R/ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya. 

V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

UNDÉCIMA ESTACIÓN
Jesús confirma a Pedro en el amor.

“Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: ... Le dice por tercera vez: “Simón de Juan, ¿me quieres?” Se entristeció Pedro de que la preguntase por tercera vez: “¿Me quieres?” y le dijo: “Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero”. Le dice Jesús: “Apacienta mis ovejas” (Jn 21,15-17)

Señor Jesús, que sepamos reaccionar antes nuestros pecados, que son traiciones a tu amistad, y volvamos a Ti respondiendo al amor con amor. Ayúdanos a estar muy unidos al sucesor de Pedro, al Papa, porque es garantía de la unidad de la Iglesia y de la fidelidad al Evangelio.

V/ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. 
R/ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya. 

V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

DUODÉCIMA ESTACIÓN
Jesús entrega a los Apóstoles su misión

“Jesús se acercó a ellos y les habló así: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,18-20)

Señor Jesús, que llenaste de esperanza a los apóstoles con el mandato de predicar la Buena Nueva, haz que crezca en nosotros el deseo de llevar al mundo, a cada persona, la alegría de tu Resurrección, para que así el mundo crea, y creyendo sea transformado a tu imagen.

V/ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. 
R/ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya. 

V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

DÉCIMOTERCERA ESTACIÓN
Jesús asciende al cielo

“Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de postrarse ante él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo, y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios” (Lc 24,50-53)

Señor Jesús, tu ascensión al cielo nos anuncia la gloria futura que has destinado para los que te aman. Haz, Señor, que la esperanza del cielo nos ayude a trabajar sin descanso aquí en la tierra por todo lo bueno, lo noble y lo verdadero.

V/ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. 
R/ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya. 

V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.


DÉCIMOCUARTA ESTACIÓN
La venida del Espíritu Santo en Pentecostés

“Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse” (Hch 2,1-4)

Dios Espíritu Santo, Dulce Huésped del alma, Consolador y Santificador nuestro, inflama nuestro corazón, llena de luz nuestra mente para que te conozcamos mejor. Derrama sobre nosotros el fuego de tu amor para que, transformados por tu fuerza, te pongamos en nuestro ser y de nuestro obrar.

V/ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. 
R/ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya. 

V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

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